FOTOPERFORMANCES

Los foto-performances que se presentan a continuación son el resultado de un ejercicio de exploración corporal, conceptual y afectiva en torno a las nociones de violencia, memoria y esperanza. A partir de tres imágenes —pasado, presente y futuro— lxs estudiantes asumieron sus propios cuerpos como archivo y lugar de enunciación para, a través de gestos, movimientos y silencios, representar la manera en que los hechos violentos se inscriben en las corporalidades y se transforman, poco a poco, con el movimiento permanente de la vida. Estas piezas condensan una búsqueda íntima, que es individual y a la vez colectiva: la intención de comprender cómo se recuerda un hecho doloroso, cómo se le resignifica desde el ahora y qué horizontes se abren cuando la memoria se convierte en un acto de germinación de otros presentes y futuros posibles.

Diego Fernando Obando Arteaga- Estudiante de Etnoeducación (2024-2. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“Como caminante y retratador de momentos para la posteridad, sostengo con mi cuerpo el peso de una historia matizada con gamas de grises. Con mi cámara, testigo silencioso, honro y capturo primero la trayectoria vital de ese legado familiar, donde la llama del amor con sus cariñitos, pese a los desvelos, quebrantos, penumbras y ausencias, nunca se disipó.

En el presente, me observo a través del visor. Aquí, en esta metafoto, mi memoria activa, ese proceso dinámico del que habla Elizabeth Jelin, superpone el álbum familiar sobre mi cotidianidad. No solo recuerdo; reflexiono y reinterpreto. El pasado con sus luces y sombras dialoga con el aquí y el ahora, tejiendo memorias intersubjetivas, introyectadas y significadas.

Finalmente, celebrando mi horizonte: camino. Pasito a pasito, poquito a poquito sobre el sendero de lo porvenir cargado de misterio y asombro, proyecto con doble exposición un collage de rostros sublimes y las palabras eternas del amor de 1 Corintios. Camino, no para olvidar, sino para sanar y resignificar. La cámara, ahora, no retrata heridas, sino el entramado que construyo con esperanza y con fe: un futuro donde la memoria como dinámica abierta y plural, fecundada por el amor, siembra paces”.

Laura Valentina Zapata Ortiz- Estudiante de Filosofía (2025-2. Grupo 4. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“De la diversidad de animales sobre la faz de la tierra, me atrevería a decir que, el animal humano, es el más frágil de todos. Esa fragilidad lo lleva a la dependencia… de sus padres, de la familia, de la religión, de la sociedad. Aún así ¿Qué es el mundo sino una violenta indiferencia? 

Somos pequeños para el universo, pero inmensos para nosotros mismos, por eso magnificamos lo que sentimos, lo que somos, lo que pensamos, lo que creamos. 

Por eso nos duele no ser aceptados

Por eso reclamamos ser amados

Por eso nos vemos forzados a la metamorfosis. 

Lo inconmensurable del volcán es su capacidad de habitar con el fuego propio. Así mismo, la belleza del animal humano es su capacidad de habitar tiernamente el absurdo.

Por eso, aunque la vida sea incierta, y aunque no tenga sentido, eso no quiere decir -como pensaba Camus – que no valga la pena vivirla. 

Quizá la paz, como piensan en Oriente, comience con la aceptación de estas cosas”.

Sebastián Contreras Montoya- Estudiante de Etnoeducación (2025-2 Grupo 4. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“En la memoria, la violencia  encarnada en la familia y en mí. Las víctimas del estado son también las que mueren en el colapso de un sistema donde la vida es un número, una cifra, un mero cálculo de costo-beneficio. Esto es la lógica del Biopoder: el poder que ya no reprime, sino que administra la vida.

El sistema de salud podrido es biopolítica en acción. Su objetivo no es curar, sino gestionar cuerpos, optimizar recursos, convertir la vida en dato.

La negación de un medicamento es el poder decidiendo qué vida es un gasto. Es el derecho de hacer morir o dejar vivir.Desde que la vida se hizo negocio, y el poder descubrió que su territorio no era la tierra, sino los cuerpos. Por eso duele: no es un fallo, es un diseño. Reconocer esta violencia que nos convierte en cifras es el primer paso para exigir que toda vida sea irreducible a un número. 

Y al final del camino, quisiera una vejez acompañada, una casa compartida donde el cuidado sea un acto mutuo, un intercambio de presentes, una mano que sostiene a otra mano sin calcular el costo”.

Luisa Cardona Correa- Estudiante de Etnoeducación. (2025-2. Grupo 1. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“Como quien transita su propia historia y reconoce en ella las huellas de la carencia, llevo conmigo un pasado marcado por la violencia estructural, esa que se filtra silenciosa en la infancia a través de la escasez, la precariedad y los vacíos que deja la desigualdad. En la primera imagen, mi cuerpo se encuentra frente a lo que alguna vez fue señal de ausencia: la carta de una foto que guarda lo poco que quedaba, el sartén vacío que hablaba por sí solo, los días en los que incluso lo más básico parecía inalcanzable. 

En la segunda imagen, mi cuerpo conversa con los objetos que significaron límite: la fruta partida, el arroz contado, los recuerdos enmarcados en una vida que aprendió a resistir al hambre y a la incertidumbre. Desde allí, desde ese territorio íntimo donde la pobreza se volvió paisaje cotidiano, mi memoria –ese tejido vivo del que hablan las pedagogías de la paz– se enciende y se reconoce.

Hoy, en el presente que habito, mi ser se abre paso en un paisaje distinto, no para negar lo vivido, sino para hacerlo semilla. Por ello, en la tercera imagen aparecen la vida que brota, el libro que resignifica, el arte, las plantas y el acto creativo que me recuerdan que también soy fruto de la resistencia. Mi presente germina sobre un suelo áspero pero fértil, y es entre lo vivido y lo soñado donde siembro la posibilidad de un futuro distinto, uno en el que la memoria libera, orienta y siembra paces”.

Maria Camila Ramírez Realpe – Estudiante de Administración Ambiental. (2025-2. Grupo 4. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“En mi memoria habitan fragmentos de violencias silenciosas; de presiones y represiones familiares y no familiares. Emociones que, tal vez heredadas durante años, moldearon formas de ser que no pertenecían a mí. La vida misma me enseñaba a moverme entre máscaras en lugar de escuchar mi propia voz. 

Comprender ese pasado ha sido reconocer cómo esas vivencias quedaron grabadas en mi cuerpo, empujando mi energía hacia la periferia, lejos de mi esencia. Descubrí que la memoria no solo carga el dolor, también lo transforma. Hoy, pensarlo desde los colores de un colibrí que dirige sus alas hacia dentro para sostenerse, entiendo que conocerse es un acto profundo de resistencia y libertad traspasando con fuerza lo que verdaderamente duele y hace daño. Desde estas imágenes me permito honrar mi naturaleza, constatando que las sombras ayudan a resignificar todo lo vivido en la fuerza de un nuevo y soñado despertar”.

María José Pérez Londoño. Estudiante de Licenciatura en Bilingüismo con énfasis en inglés (2025-2. Grupo 1. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“Impotencia. Impotencia es lo que uno siente cuando observa una realidad que duele y, aun así, no puede detenerla. Es esa sensación de tener las manos atadas frente a una historia que no vivimos directamente, pero que igual nos atraviesa. Es mirar la memoria de un país donde muchos no volvieron, y cargar con ese silencio que todavía pesa.

Este fotoperformance nace desde ese sentimiento, pero también desde la empatía y la conciencia. No hablo como víctima sino como alguien que ve, que escucha y que se niega a olvidar. Cada imagen es un acto de memoria, un intento por entender cómo la violencia interrumpe la infancia, debilita el presente y deja un futuro incierto que no promete respuestas”.

Simón Rodríguez Tabares-  Estudiante de Licenciatura en Literatura  y Lengua Castellana.  (2025-2. Grupo 1. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez)

“En esta serie de fotografías me reconozco atravesado por la violencia que presencié en mi infancia, y que todavía golpean la niñez en el país. En el pasado, recuerdo un hecho que me marcó de por vida: un acto que atentó contra una vida, la escuela y los niños. Esta herida todavía la siento latiendo en las escuelas y dentro de mí.

En el presente sostengo una luz que me acompaña en medio de la oscuridad: la educación y los libros. Me acerco a ellos buscando comprender la complejidad de nuestra nación y sus conflictos. En el futuro espero enfrentar la violencia, pero no con más ferocidad, sino con pensamiento, escucha y crítica. Estas fotografías significan mi forma de recordarle a los demás, y de recordarme a mí mismo, que aún hay un camino que puede transformar el dolor, que nos sana y nos da paz. Ese camino lo construimos todos juntos”.

Maria Valeria Ceballos Arbeláez- Estudiante de Licenciatura en Bilingüismo con énfasis en Inglés. (2025-2. Grupo 4. Cátedra de Paz. Docente: Luisa Marulanda Gómez).

“Decidí realizar este fotoperformance porque necesitaba darle un lugar, un lenguaje y un sentido a experiencias que, durante mucho tiempo, habían permanecido en silencio dentro de mí. Comprendí que la violencia ya sea vivida en lo personal o presenciada en lo colectivo deja marcas que no siempre sabemos nombrar, pero que el cuerpo recuerda incluso cuando la mente intenta pasar de largo. Por eso, la primera fotografía no fue solo una representación del pasado, sino una forma de reconocer que ese hecho violento existió y que dejó una huella real en mi historia. Esto nació de la necesidad de mirar ese pasado desde el presente, de entender cómo lo cargo hoy, cómo lo interpreto y cómo lo resignifico. Descubrí que hacer memoria no es un acto automático, sino un proceso consciente que me permite comprender quién soy a partir de lo vivido. 

En este proyecto busqué representar lo que imagino y deseo para mi futuro: un lugar donde pueda sanar, reconciliarme con mis propias experiencias y caminar hacia adelante sin que el dolor defina lo que viene. Al unir pasado, presente y futuro, comprendí que recordar no es quedarse atrapada en el daño, sino abrir un proceso para comprenderlo, integrarlo y finalmente trascenderlo. Este trabajo se convirtió en una forma de reconocer mi historia, darme voz y proyectar la esperanza de un mañana diferente”.

Angélica Orozco – Estudiante de Ingeniería  Eléctrica. (2025-2. Grupo 3. Cátedra de Paz. Docente:Julio César Murillo García)

Emanuel Parra- Estudiante de Ingeniería  Eléctrica. (2025-2. Grupo 3. Cátedra de Paz. Docente:Julio César Murillo García)

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